Siempre que comienzan los fríos buenos, desde finales de septiembre y hasta febrero, es normal que hagamos la burla de “quien para un pan dulce y un café”, pero esto puede tener más de realidad que de chiste en la dieta de la población queretana.
Resulta que la Cámara Nacional de la Industria Panificadora ha confirmado que las ventas de sus negocios afiliados llegan a tener repuntes por arriba del 30% en temporada invernal, especialmente en los meses más fríos entre diciembre y enero.
Algunos estudios médicos y gastronómicos indican que el azúcar del pan dulce ayuda mucho a la producción de endorfinas, hormona encargada de las sensaciones alegres que vivimos y que son sumamente necesarias cuando el clima cambia.
Lo mismo ocurre con el café o chocolate que acompañan al panecito, ya que las bebidas calientes también ayudan a la recuperación de energía, además de que obviamente sirve para equilibrar la temperatura corporal que muchas veces se ve comprometida con el frío, generando riesgos inclusive al ritmo cardíaco.
