El pasado fin de semana se vivió un clima de terror en la ciudad de Nuevo Laredo, Tamaulipas, luego de que grupos del crimen organizado atacaron diversas tiendas de la cadena Oxxo como una forma de “mostrar su poder” y generar visibilidad a sus acciones.
La empresa Femsa, propietaria de la cadena, anunció en un comunicado oficial el cierre de aproximadamente 191 tiendas de manera temporal, esto para evitar riesgos con sus trabajadores y permitir el trabajo de las autoridades en dicha ciudad fronteriza.
Sin embargo, fue tal la preocupación por este hecho que representantes de la empresa en otros estados (incluyendo Querétaro y Guanajuato) estaban a la expectativa de una indicación similar por el riesgo de que los ataques pudieran extenderse.
La Concanaco Servytur, organización empresarial que aglomera a las tiendas de conveniencia, informó que hasta el momento no hay expectativas de que las tiendas de esta u otras cadenas puedan cerrar en estados como Querétaro, debido a que los niveles de inseguridad en la región no son tan elevados.
Desafortunadamente el cierre de estas casi 200 tiendas en el noreste del país sin duda representa una afectación para cientos de familias y pone en entredicho la estabilidad de sus ingresos, aunque la propia empresa señaló que sus prestaciones no se verán comprometidas durante la suspensión de actividades.