Durante este fin de semana se presentaron diversas muertes repentinas en la vía púbica y sitios como el Estadio Olímpico de Querétaro, donde a decir de las primeras versiones por parte de las autoridades se suscitaron a causa de infartos fulminantes, la cual sigue siendo una de las principales causas de muerte en nuestro país, entre otras cosas gracias a la mala alimentación y su consecuencia en el desarrollo de enfermedades crónico degenerativas, además de la falta de actividad física.
Estadio Olímpico de Querétaro
Un hombre de entre 45 y 50 años de edad falleció mientras presenciaba un partido de fútbol femenil el viernes pasado. A decir de los testigos comenzó a sentirse mal y desmayó. Al arribar los servicios de emergencias médicas, ya no pudieron hacer nada por reanimarlo y sólo se confirmó su deceso.
Colinas del Poniente
Un hombre de la tercera edad, falleció aparentemente por la misma causa y fue encontrado sin vida en la Colonia Colinas del Poniente, muy cerca de avenida de La Luz. El hombre -a decir de testimonios- se ejercitaba con regularidad en esa zona y unos transeúntes pudieron ver el momento en el que se desvanecía para dar parte a los cuerpos de emergencia, que nada pudieron hacer ya por la víctima .
Otros casos recientes
Apenas en diciembre pasado, otro hombre que caminaba sobre la vía pública en la calle Zacapoaxtlas de la colonia Cerrito Colorado se desvaneció al caminar por la calle. La causa de muerte: infarto.
En ese mismo mes, otro hombre de 60 años de edad que caminaba por Avenida Universidad, en el municipio de San Juan del Río, cayó sobre la vía pública al sufrir este accidente vascular.
Y el 21 de enero otro hombre de unos 60 años murió por la misma causa en San Pedrito Peñuelas.
¿Es por las vacunas?
En los comentarios vertidos en diversas publicaciones sobre los hechos en diversos medios de comunicación, los cibernautas queretanos “culpan” a la vacunación contra el COVID-19 de ser la responsable por estas y otras muertes, debido a que -según ellos- son parte de “un plan mundial” para diezmar a la población.
Sin embargo, aunque instancias internacionales como los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) en los Estados Unidos han reportados casos de miocarditis y periocarditis en personas luego de haberse administrado la vacuna contra el COVID-19, aseguran que los malestares en prácticamente la totalidad de las personas, como el dolor de pecho y taquicardia, han desaparecido con el reposo y medicamentos de control.
Por ellos, esta instancia sigue recomendando que todas las personas en edad de ser inmunizadas se vacunen contra el COVID-19. Los riesgos conocidos del COVID-19 y las posibles complicaciones graves relacionadas con la enfermedad, como problemas de salud a largo plazo, hospitalizaciones e incluso la muerte, superan los riesgos potenciales de tener alguna reacción adversa extremadamente poco común posterior a la vacunación, como el posible riesgo de tener miocarditis o pericarditis, o hasta un infarto.
Desafortunadamente, las enfermedades crónica degenerativas como la hipertensión y la diabetes siguen matando a más personas en México incluso que el propio COVID-19, por lo que muchos fallecimientos pudieron estar asociados más a estos padecimientos y, sin lugar a dudas, no por la vacunación contra la pandemia que nos aqueja desde hace más de dos años.