Román se declaró como hombre transgénero desde hace varios años, pero hacerlo en su natal Sinaloa, ícono del narcotráfico, de una masculinidad ruda y donde abundan los prejuicios fue muy complicado para él.
Una situación que derivó en un desafío mayor cuando decidió embarazarse (Rubén es originalmente mujer de nacimiento) y decidió compartirlo a través de sus redes sociales en donde fue señalado y estigmatizado por hombres y mujeres por igual.
Tener un hijo es algo que llena de emoción, Román Gabriel Romero fue el primer hombre transgénero en dar a luz en el estado de Sinaloa, convirtiéndose en padre el pasado 29 de julio, pero para él no todo ha sido fácil ya que es blanco de burlas y discriminación.
Cuando la noticia de su embarazo comenzó a circular en su área laboral perdió su empleo por lo que se quedó sin seguridad social y tuvo que recibir apoyo de las activistas sinaloenses
Pero no todo fue gris durante su embarazo, Ramón Guzmán, director del Hospital General de la Mujer, el cual se localiza en Culiacán, le brindó su apoyo para que pudiera tener su parto en dicho nosocomio..
Años atrás Ramón Gabriel estuvo en prisión durante seis años, lugar donde se reencontró como persona y se preparó para el momento en que saldría de prisión. Durante sus años en prisión se certificó como entrenador de box por el Consejo Mundial de Boxeo de Protección Federal y también como actor, ganando un concurso desde el penitenciario en la Embajada Inglesa.
Fue en ese proceso donde conoció a un hombre transgénero que lo hizo tomar una importante decisión. Al salir de prisión se sometió a una fecundación in vitro pero pensó que no había funcionado, por lo que comenzó a trabajar, lamentablemente la noticia no la tomó con bien la persona que era su jefe por lo que lo despidió, argumentando que su contrato era de tan solo tres meses.
El hecho que sea una persona transgénero no me quita el derecho de recibir un trato digno y de respeto”, comentó Román en una entrevista.
“Abramos nuestros corazones para querer y no para ofender o dañar a otros. Los invito a unirse al respeto a los demás sin importar la identidad de género, color o sexo. Todos somos humanos pero con historias y pensamientos diferentes, somos únicos e irremplaables…no lastimemos ni violentemos los derechos de los demás, al final todos sentimos, pensamos y actuamos diferente”.